25 de abril de 2012

Minitas




Lleven y traigan lo que quieran, hablen de la gente cuando no está y después díganle “amiga/o”, compárense todo el tiempo entre ustedes, compitan, quieran ser la más linda, flaca, inteligente, astuta y simpática, todas sean la mejor de todas, hablen horas de ropa, zapatos y carteras y gasten más que todas en cosas, exploten a su novio porque tiene que ser “mejor” que el de sus “amigas”, gasten, reclamen, comparen, compitan, hablen todas las boludeces que tengan ganas, presuman y aparenten.

Sean libres de ser las arpías que llevan dentro, pero por favor, aléjense de mi.

Gracias.

Y gracias a mis pocas y hermosas amigas de verdad, que me enseñan día a día que ser hermanas de la vida, se puede entre mujeres, entre mujeres que primero son seres humanos y bellos.

23 de abril de 2012

A los vivos también se los llora.


De pronto una presión te aprieta la garganta, el pecho te cuenta lo sabido, eso que te hace mal. Algo. Eso. Ese algo que tratás de ignorar, que pretendés te sea indiferente. Algo. Eso. Y salta cual térmica en tu cuerpo, porque lo que no sos capaz de cambiar y no queres que te cambie, porque no está en tus manos, porque no te corresponde, es lo que te pincha el ojo alguna vez a la semana. Siempre.

Algunos dichosos encuentran en la vida padres adoptivos, y otros a veces teniéndolos nos sentimos huérfanos adultos.

A los vivos también se los llora.

6 de abril de 2012

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"Te has esforzado mucho en ser fuerte. Y, en efecto, algunas partes de ti lo son. Tengo que reconocerlo. Pero ahora, en estas circunstancias nuevas de este mundo nuevo, tú te encuentras completamente perdido. Porque todas estas cosas las experimentas ahora por primera vez."

H.M.

Andábamos sin buscarnos, en el borde del mundo....


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El sol es la luz que entra por el mismo lugar donde me sumergí en el pozo.

Creo que el llanto siempre sana, siempre limpia.

En las ruinas de Tiwuanaku, cerca de la ciudad de La Paz, en Bolivia, descubrí los pozos.

Desde hacía tiempo venía leyendo a un japonés que hablaba de pozos, de pozos que atormentan, que te hacen pensar en la vida, en la importancia de la vida. Esos pozos que te molestan, le pican los ojos, te contracturan la cervical y te hacen llorar mares sin saber exactamente por qué.

Esta cultura pre-incaica construyó habitaciones subterráneas, pozos, para que sus jóvenes pudieran internarse a pensar-se, a madurar, a crecer, a construir sus parámetros y destruir los impuestos, a decidir, a hacerse cargo. Los pozos, en todas las culturas, supongo, son la idea de la edificación del hombre sobre si mismo. Los pozos son necesarios, prescindir de ellos puede hacerlo sentir a uno más liviano pero, y directamente proporcional, también menos responsable de si.

Porque uno es, sufre, disfruta, vive, cambia, CAMBIA. Y si la vida es vida y es una, tiene que ser, tenemos que hacerla, no dejarla caminar ni correr, guiarla, reacomodarla. Cagarla a trompadas y escupirle la cara. Llorar con la frente pegada a las rodillas hasta entender porqué, hasta tener la cara roja y sentarse a escribir(se), decir(se).

Los pozos occidentales y posmodernos son habitaciones de departamentos alquilados, asientos de colectivo, baño de universidades, cordones de calles nocturnas, abrazos de amigos que aunque uno no diga, entienden.


2 de abril de 2012

Un hombre pasa...



Un hombre pasa con un pan al hombro
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?

Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?

Otro ha entrado a mi pecho con un palo en la mano
¿Hablar luego de Sócrates al médico?

Un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿Voy, después, a leer a André Bretón?

Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?

Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después, del infinito?

Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?

Un comerciante roba un grama en el peso a un cliente
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?

Un banquero falsea su balance
¿Con qué cara llorar en el teatro?

Un paría duerme con el pie a la espalda
¿Hablar, después, a nadie de Picasso?

Alguien va en un entierro sollozando
¿Cómo luego ingresar a la Academia?

Alguien limpia un fusil en su cocina
¿Con qué valor hablar del más alla?

Alguien pasa contando con sus dedos
¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?


Cesar Vallejo. Latinoamericano, sin lugar a dudas.