25 de febrero de 2012

Quemarte una y otra vez y seguir fumando igual.




No se que tengo con el fuego que desde chica me quemo partes del cuerpo.
Una vez, apenas llegaba a la cocina de puntitas y mordí con los labios la sartén hirviendo con aceite.
Otra, con un poco más de edad, prendí fuego algo así como un portacucurúchos, plástico, de helado, y las quemaduras fueron en piernas, dedos. De esta historia tengo una herida de por vida.
De grande fui un poco menos boba, pero no tanto. Cuento miles de quemaduras de cigarrillo propias y ajenas, en ropa, brazos, dedos, pelo y cosas en general. Las pocas veces que planché me queme todas. Las manos en el horno es una fija cada tanto. Esas cosas. Esas cosas que queman:

Esas cosas: el temperamento, las forradas, la impunidad, la falsa paz, el nacionalismo estúpido, el abuso. Esas cosas que queman de adentro para afuera.