Ayer en la parada de un colectivo esperaba, melancólica y entusiasmada,
fumando.
Una nena me miró en detalle un rato, de los pies hasta los ojos, fijos. Nos sonreímos.
Le dijo a su mamá algo que no escuché. La mujer se la vuelta
y me comenta: “dice que es una lástima que una chica tan bonita fume”.