28 de diciembre de 2015

Te estuve buscando y me estuve buscando


“No te das cuenta lo que tenés hasta que lo perdés”, dice el dicho popular, que como todo dicho tiene tanto de verdad como de mentira. En este caso pensaba en cómo cuesta explicar el amor cuando unx lo siente porque pareciera que las palabras quedan cortas. Y quedan tan cortas las palabras que casi obligan a aparecer a las caricias, los abrazos, besos y acciones en general, que van diciendo cosas; una cantidad de cosas van diciendo, acciones que dicen cosas abiertas a polisémicas interpretaciones. Y es que en el acto de amar todo es maravillosamente imperfecto.

Amar como inevitable, pero también como decisión. Estoy acá, y te banco. Sé y siento que estás y me bancás. Te respeto y me respeto, y pensamos maneras de que nuestros mundos encastren sin raspones ni forcejeos, que vayan acomodándose con calma, con suavidad, tomándose su tiempo. Que las certezas que nos desbordan se nos vayan haciendo piel.

Somos grandes y venimos con mañas, pero también con cuantas ganas venimos.

Te amo “sonrisa de lata”, “lindo infinito”, “maravilla del mundo”.
Te amo entero, con fuerza, en tus constancias y en tus cambios, con cada parte del cuerpo.


Te estuve buscando por muchos lugares… te sigo buscando entre tus brazos, tus manos, tus dedos, debajo de las uñas, detrás de las orejas. Te estuve buscando y me estuve buscando por muchos lugares este año, estos años. Que bueno encontrarnos así, acá. Mmmm. Enteros.



21 de diciembre de 2015

Sobre la espiritualidad y lo político

a todas las personas que estos días me quieren dar clases de espiritualidad, quiero darles las gracias.
y explicar que en ningún momento las he pedido.
claro que me considero una persona espiritual.
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mi espiritualidad es disidente. 
no trasciende ni se escinde de las cosas del mundo.
mi amor no es un sentimiento que pueda anestesiar las injusticias 
ni acallar la memoria.
mi amor es un estado que se abre, 
que produce estallidos, que necesita accionar en pos de derechos esenciales.
de libertadades. de justicia. 
mi amor no amansa. 
más bien agita
hasta derrumbar todos los casilleros, todos los tabiques y los mandatos que me impusieron desde antes de nacer.
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mi amor se rebela ante los apropiadores de la palabra amor.


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mi amor dice que abrirse para estar en conexión con otras, otros, es un trabajo arduo. desobediente. 
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para abrir el pecho y que el corazón se abra paso, 
hay que hacerse un tajo que quede abierto ante el dolor de quienes menos tienen. de quienes son más diferentes a lo esperable. 
de los seres que se salen de los barrios del bien 
y de los casilleros de lo correcto.
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hay que hacerse un tajo de manera decidida y bancar el dolor.
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porque el amor lejos de ser anestesia te duele en el pecho, en el cuerpo.
y sólo después te trae un río de conexión 
que permite sentirte parte de la vida. 
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cada vez que me piden que ame renunciando a las luchas por derechos imprescindibles, 
mi cuerpo reconoce la violencia de ese discurso.
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no es la primera vez en la historia que se usa el amor para adoctrinarnos y tenernos quietas, quietos. en pasividad.
curioso, quien más uso ese discurso del amor y la espiritualidad (la iglesia) 
pasó por alto que jesús habló sobre todo a los pobres. 
a las putas. a los pescadores. a los leprosos.
a quienes estaban por fuera del buen orden social.
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amar es el intento de amar.
es una acción dedicidida de ir al encuentro.
incluso cuando ir al encuentro es no permitir que insultes mi inteligencia, que intentes imponer tu discurso por sobre mi percepción. porque eso no es encuentro: es obedeciencia.
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amar no es normal.
está más allá de las normas.
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no estoy diciendo que no necesito lecciones de espiritualidad porque sé todo esto que nombro. sino porque estoy en situación sostenida de aprenderlo.
en interpelación permanente.
con los ojos muy abiertos. mirando mucho.
en agitación y en riesgo.
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escribo esto hoy, 19 de diciembre.
hoy que hace 14 años un ángel salía al techo de un comedor solidario a putear. a alertar que ahí no había otra cosas que pibes comiendo. y fue bajado a balazos.
por amar.
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clodet garcía. teatrista. artivista feminista.

8 de diciembre de 2015

FLASH, Flash, flash


Lo miraba en fotos, entre tierna y caliente.

No paraba de pensar. Necesitaba ordenar y se sentó a escribir. Escribía y divagaba pensando qué quería ordenar, para qué, para quién. Caía en cuenta que la primera oración que escribía, cada vez que pretendía hacerlo, resultaba ser el eje conductor de la prosa. Hoy había empezado escribiendo “No le tengo miedo a nada”. Después de hacerlo siguió unas líneas más hasta que paró y se releyó:

“No le tengo miedo a nada”.

 El presente, el futuro, la familia, lxs hijxs y las mascotas. Tus rayes y los míos. No le tengo miedo a nada.
No creemos en el amor para siempre.
Decimos.
Amamos.

¿Hace cuánto? ¿Horas? ¿Días? ¿Años?
“…se tienen un amor esos dos”, venían diciendo las amistades.
…el amor para siempre.
Para siempre un montón de cosas.
Nos contradecimos.
Desconfiamos de todo lo demás,
salvo,
por momentos radioactivos,
del pequeño universo que somos
vos y yo

juntxs.


Reflexiones y nuevos rumbos.

Precuela de "Te Conozco".


Esta época del año me emociona. El cierre, las conclusiones, los balances. Mi pronto nuevo cumpleaños. El inicio de un año nuevo. Un cambio de página. Con sus rupturas, sus continuidades. Los síntomas de lo que fue… las cosas que se hicieron piel.

 Los deseos viejos y los nuevos: seguir trabajando la autonomía, la libertad, la coherencia; seguir buscando equilibrios, siempre; amar, amar y gozar.
Amar y gozar. Algunas ideas.
Entiendo el consumo del goce, el “aquí y ahora”, no como algo individual sino colectivo; necesito de otrxs. Para ir a contrapelo del individualismo no puedo dejar que el gozo se consuma mi propia existencia.  


Entiendo al amor como “lo que perdura”, “lo que trasciende”, lo infinito. Lejos quizás del deseo, de la pasión. 
El amor, 
simple, 
intenso.  
Arrasador.



Tengo la foto mental de su torso a contraluz. 
La fina vellosidad.