19 de mayo de 2015

Apareció una mariposa...


...Libertad la asesinó.

....




-Pero, ¿qué hace todo el día?
¿Qué cree que hago? Miro.



(Fragmento de entrevista realizada por Pierre Assouline a Cartier-Bresson en París en 1998.)

Aprender a mirar.



Hace unos diez años que hago fotografías, pero hace más bien poco tiempo entendí que soy fotógrafa.

El título se lo gana por haber adquirido cierto dominio técnico, tener algún certificado acreditando esta situación, o realizar el oficio en un tiempo prolongado o de manera remunerada. El título se lo puede ganar, también, por tener una súper cámara colgando; o simplemente, y como a mí más me gusta pensar, por haber aprendido a mirar.


Mirar no es ver. Todxs vemos, pero cada unx mira con su particularidad. Mirar es una actividad específica del ser humano que está relacionada con ver más allá de lo obvio, buscarle y construir un sentido alrededor de lo que vemos. Mirar es contemplar lo que tenemos enfrente, dejarnos deslumbrar, obnubilar. Mirar es detenerse. 

¿Detenerse ante qué? Ante lo que te genere pasión: tu familia reunida, tus hijos, tu mascota, una brisa moviendo un árbol, el reflejo de la luz sobre las cosas, la mueca de sonrisa de la persona que amás, los colores de una flor, la textura de una piel, un momento único, el sol entrando por una ventana a las 6 de la mañana, el movimiento de unas manos inquietas haciendo 7/4, un reclamo justo en una pancarta, un grito social cortando la calle, una realidad invisibilizada para otros, una historia que valga la pena.

Mirar, detenerse. Guardar en la memoria. Fotografiar, en lo posible.


¿Hay una mirada fotográfica? No, hay infinitas en tanto seres humanos que miren existan.

(y esto último más que ciencia “cierta” es una firme convicción).



Catalina

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"(...)lo que siento hoy (es), que mi arte me cuida, me sostiene y me mantiene viva."

"Proximidad del amor" de Tracey Emin.