En los suburbios de la Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.
En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por…
-Llave, por llave- me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.
(Eduardo Galeano. EL LIBRO DE LOS ABRAZOS.)
Para los amigos que me alimentan de sonrisas y abrazos la vida, que salvan cualquier día en el que se presentan cerca de mí, en la forma que sea. Y que las distancias no cumplan nunca su función, y que el cariño siempre nos acerque.
Y las etiquetas no dan a basto.
20 de julio de 2009
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1 comentario:
Yo ya firmé esto en el facebook. Es necesario que lo haga también acá? eh eh?
Te extrañoooooo!
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