2 de enero de 2010

Al sur de la Frontera...

“Durante toda mi vida, he tenido la impresión de que podía convertirme en una persona distinta… Pero, al final, por más que me alejara, mis carencias siguen siendo las mismas. En cierto sentido, esas carencias son, en sí mismas, lo que soy”.


“En el Shinkansen, el Tren Bala, de camino a Tokio, mientras contemplaba distraídamente el paisaje por la ventanilla, estuve reflexionando sobre mí mismo…. El tiempo que le hice daño a Izumi, también me lo hice a mí mismo. Pero, años después, al volver la vista atrás, supe que sólo había aprendido una cosa importante. La conciencia de que, al fin y al cabo, el ser humano que yo era podía hacer el mal. Jamás en la vida había querido perjudicar a nadie. Pero, fueran cuales fueran mis motivos o intenciones, si me empujaban, podía convertirme en un ser egoísta y cruel. Un ser humano que, esgrimiendo razones plausibles, infligía una herida certera y definitiva”

“Al mirar aquella fotografía me daba cuenta de cuánto tiempo había perdido. Un tiempo precioso que jamás volvería. Un tiempo que, por más que me esforzara, jamás podría recuperar. Un tiempo que únicamente existía en aquel instante y en aquel lugar”

“En mayor o menor medida, todos tenemos experiencias parecidas… Pero, la vida de alguien es, al fin y al cabo, su vida”

...Al oeste del Sol.

2 comentarios:

Martin Pannari dijo...

te falta una palabra

"en mayor o MENOR medida..."

vos decis que se viene un dibujito tuyo?...

Catalina tenía la rutina... dijo...

(nosé si dibujíto DE MI, lo que quiero es que sea PARA MI)

Ya sumé la palabra omitida sin querer, gracias =)