3 de mayo de 2010

Adán Buenosayres.



“¡Oh, fortuna! Recién, no más, el alma pedía un llamado de amor que la pusiera
en movimiento, ¡y he ahí que miles de llamados resonaban ahora en sus oídos,
como si la tierra se pusiese a cantar por las mil bocas de sus criaturas!… Así
fue como salió mi alma de su primera inmovilidad, en un día que la memoria no ha
olvidado. Y al dirigir su movimiento hacia las criaturas exteriores, no lo hizo
en línea recta, sino en la dirección de una espiral que, arrancándola de su
centro, la fue llevando siempre alrededor de sí misma. E insisto en la
naturaleza de su movimiento, a fin de que mi lector (si alguno tuviera estas
páginas mías) pueda seguir al alma en su amoroso itinerario y vencer la más
aparente que verdadera oscuridad de su historia”.

2 comentarios:

un tal león dijo...

la mejor novela argentina de la historia de la vida del universo.

Catalina tenía la rutina... dijo...

Sabía que a vos te iba a encantar!