23 de abril de 2012

A los vivos también se los llora.


De pronto una presión te aprieta la garganta, el pecho te cuenta lo sabido, eso que te hace mal. Algo. Eso. Ese algo que tratás de ignorar, que pretendés te sea indiferente. Algo. Eso. Y salta cual térmica en tu cuerpo, porque lo que no sos capaz de cambiar y no queres que te cambie, porque no está en tus manos, porque no te corresponde, es lo que te pincha el ojo alguna vez a la semana. Siempre.

Algunos dichosos encuentran en la vida padres adoptivos, y otros a veces teniéndolos nos sentimos huérfanos adultos.

A los vivos también se los llora.

2 comentarios:

Paty dijo...

Cati, la diferencia está en que a los vivos aparte de llorarlos podés tratar de hablarles, podés buscar acercarte... cuando ya no están, no hay nada que hacer. Yo tengo una cita favorita, un anónimo inglés que dice "no soy inmortal,
lo que pospongo para mas adelante
puede no ser nunca,
quien no sabe ahora que lo amo
puede no saberlo nunca"

Eclipse dijo...

mi padre a veces dice una cosa muy cruel, cuando lo colma la injusticia: "hay niños que merecen ser huérfanos"

y yo creo que la orfandad a veces se elije, para pasarla lo menos mal posible. el tema es lo que vos decís, llorar a los vivos. porque causa impotencia.

se me hizo un nudo en la garganta.
y tengo tantas ganas de charlas con vos. el resto me lo guardo para algún mensaje privado o para una juntada con mates, las dos ;)