Merendando con la familia Vecchio y tomando como referencia los 22 años cumplidos por Martín, todos llegamos a la conclusión de que después de determinada edad el tiempo pasa a una velocidad inverosímil en apariencia.
Ayer hablábamos de esto con el Colo y surgió una gran verdad: uno cuando es chico fantasea con la adultez, la carga de tanta gloria y expectativas que pareciera que el tiempo pasa lento y no nos permite alcanzar lo sublime, al menos en nuestra imaginación.
Cuando crecemos la fantasía se desintegra. Somos o no, logramos o no lo que suponíamos en la niñez, y los días pasan normalmente con alguno que otro detalle de color. Y pasan veloces.
Algunos viven el momento. Otros seguimos, cual niños inquietos, esperando ansiosos.
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1 comentario:
La Gente no muerde!!!, bah! algunos si, pero es cuestión de pedir permiso, seguro el fulano se corre
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