9 de mayo de 2010

Sobre la construcción o destrucción del amor.



“…crece ante Teresa una idea blasfema de la que no puede librarse: el amor que la une a Karerin (su perro) es mejor que el que existe entre ella y Tomás. Mejor, no mayor. Teresa no quiere culpar a Tomás ni culparse a sí misma, no pretende afirmar que pudieran quererse más. Pero le da la impresión de que la pareja humana está hecha de tal manera que su amor es a priori de peor clase que la que puede ser (al menos en su caso, que es el mejor) el amor entre una persona y su perro, esa extravagancia en la historia del hombre, probablemente no planeada por el Creador.

Es un amor desinteresado: Teresa no quiere nada de Kererin. Ni siquiera le pide amor. Jamás se ha planteado los interrogantes que torturan a las parejas humanas: ¿me ama?, ¿ha amado a alguien más que a mí?, ¿me ama más de lo que yo le amo a él? Es posible que todas estas preguntas que inquieren acerca del amor, que lo miden, lo analizan, lo investigan, lo interrogan, también lo destruyan antes de que pueda germinar. Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos de algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia.

Y algo más: Teresa aceptó a Kererin tal como era, no pretendía transformarlo a su imagen y semejanza, estaba de antemano de acuerdo con su mundo canino, no pretendía quitárselo, no tenía celos de sus aventuras secretas. No lo educó porque quisiera transformarlo (como quiere el hombre transformar a su mujer y la mujer a su hombre), sino para enseñarle un idioma elemental que hiciera posible la comprensión y la vida en común.”

Milan Kundera. "La insoportable levedad del ser".


2 comentarios:

Martin Pannari dijo...

y bueno, así estamos.
esa ambición nos aleja de la humanidad misma... y estamos todos cagadisimos

Anabela. dijo...

La insoportable levedad del ser es un libro que amo demasiado y siempre mi parte favorita había sido este último capítulo donde Kundera explica la naturaleza del amor hombre-canino, que me parece absolutamente maravillosa. Ojala podríamos ver las relaciones humanas de la misma forma, pero es inevitable no estar atravesados por el conflicto.

saludos!