18 de febrero de 2014

Bebé Bauti, sonrisa de leche, mirada curiosa, alma de elefante.


Bebé Bauti, corazón, hace poco más de cuatro años me enseñaste a amar sin condición. Todavía no sabés leer, pero quiero contarte ahora aunque leas quien sabe cuando, que a tan ínfima edad tenés una creatividad y un carisma que no para de asombrarnos. Me obnubilo con tu presencia. Amo verte inventar historias sobre animales y que las hagas canciones mientras bailamos juntos dando vueltas y zancadas por donde sea. Sos pura luz. Te siento una parte de mí, lo siento justo en el corazón. Ojalá siempre encontremos la manera de comunicarnos, hablando quizás sobre las mariposas de colores invisibles, que algún día no vas ver desde el balcón pero las vas a sentir en la panza. Ojalá siempre, como en estos primeros años de vida, nos sigas demostrando que sabés distinguir entre lo que es bueno y malo para vos. Que llores todas las veces que te salga de adentro, y que te rías a carcajadas porque tenés ganas aunque no hayas entendido. Ojalá siempre actúes con el corazón, y que lo sepas cuidar. Espero que encuentres personas con las que compartir, y que también las cuides siempre.


Sos una razón preciosa para que la loca de la tía siga soñando con un mundo mejor. 


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