10 de junio de 2010

La Tortuga Cata


A veces el caparazón se tensiona tanto que casi no me deja respirar, y todas las palabras que podría decir no salen, como si tuviera un filtro: cosas simples que siento… entonces de eso no sale nada… sólo salen explicaciones complejas. Vale me dijo ayer que si no fuera así no sería yo. A veces me hago doler. Cuando después de horas de charlas y pizzas y mates y reflexiones digo “por favor no quiero hablar más de eso”, no soy yo la que lo dice, es el caparazón de la tortuga Cata que la succionó por completo durante varias horas.

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